Dorado, lujoso y versátil: El aceite de jojoba es uno de los ingredientes más utilizados en los productos Lush para el cuidado de la piel, el cabello y todo lo demás. Sigue leyendo para descubrir la historia de nuestros productores de aceite de jojoba y cómo convierten este fruto seco similar a la bellota en un maravilloso aceite dorado.

Dulce como una nuez

El aceite de jojoba se parece mucho al aceite natural de nuestra piel, el sebo. Esto significa que se absorbe fácilmente en la piel, hidratando la superficie y equilibrando la producción de sebo de nuestro propio cuerpo. También tiene un efecto acondicionador sobre el cabello, ya que aporta brillo y recubre las hebras con una capa protectora.

Procede de la región desértica peruana de Ica, a unos 160 kilómetros de la capital, Lima. La zona tiene un clima seco y templado, aunque «suave», que se cree que proporciona un entorno ideal para el cultivo de arbustos resistentes de jojoba. Como la piel de las nueces de jojoba se espesa a temperaturas en torno a los 40°C, el periodo de crecimiento de la jojoba se ve restringido en muchos países donde las temperaturas máximas son extremadamente altas. Los arbustos de jojoba también son sensibles al frío extremo, ya que las heladas matan las flores necesarias para producir las nueces. En esta región desértica, la temperatura nunca baja de 6°C.

Sostenible y ético

Esta región de Perú es el hogar de los cultivadores de jojoba que suministran el rico y dorado aceite de jojoba de Lush. Este productor ofrece a sus empleados beneficios adicionales, como la posibilidad de ganar el doble de los ingresos promedio del trabajo agrícola, transporte gratuito de ida y vuelta a las plantaciones y comidas gratuitas durante la jornada laboral.

Además de cuidar de sus empleados, los productores también invierten en la comunidad local y donan suministros a dos escuelas dos veces al año. Se comprometen a mantener las prácticas éticas en el centro de su trabajo.

Durante el crecimiento y la producción de las plantas de jojoba se mantienen prácticas sostenibles. Además de utilizar únicamente abonos orgánicos, no se necesitan ni se utilizan productos químicos como herbicidas, pesticidas y fungicidas debido al clima seco. Las plantas de jojoba se riegan por goteo, lo que reduce al mínimo el consumo de agua.

Los arbustos comienzan su vida en un vivero. Al cabo de unos meses, cuando las plantas están más fuertes, se trasladan a una zona menos protegida, y finalmente se plantan en el exterior cuando alcanzan alrededor de un año de edad. Al cabo de dos años, los arbustos empiezan a producir las nueces de jojoba. Éstas son producidas por las plantas femeninas y polinizadas por el viento, que transporta el polen del pequeño porcentaje (alrededor del 10%) de arbustos masculinos diseminados por las plantaciones.

Época de cosecha

Durante los meses de diciembre a mayo, la jojoba está lista para la cosecha. Se utiliza maquinaria diseñada y fabricada por la propia empresa para sacudir suavemente los arbustos. Es una forma rápida y eficaz de estimular la caída de las semillas sin dañar las plantas. A continuación, las nueces se recogen del suelo con rastrillos y se transportan al lugar de clasificación, situado en una de las plantaciones. Allí se separan las hojas y otros restos de las preciadas nueces doradas.

Una vez separadas de su dura cáscara exterior, las nueces de jojoba se envían a una nueva planta de producción en Panamá. Las cáscaras duras sobrantes son un tesoro y se recogen para convertirlas en abono. Por cada camión de ricas nueces de jojoba que reciben, los procesadores suelen obtener un 47% de rendimiento mediante prensado en frío.

El producto resultante es un aceite suave y agradable para la piel y el cabello, que aporta un toque de lujo a los cosméticos. Lo encontrarás entretejido en una gran selección de nuestros productos, como el lavado facial y para barba Kalamazoo, la loción corporal Sleepy e incluso el exfoliante labial Cherry.

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Aceite de jojoba: La maravilla dorada

Dulce como una nuez

El aceite de jojoba se parece mucho al aceite natural de nuestra piel, el sebo. Esto significa que se absorbe fácilmente en la piel, hidratando la superficie y equilibrando la producción de sebo de nuestro propio cuerpo. También tiene un efecto acondicionador sobre el cabello, ya que aporta brillo y recubre las hebras con una capa protectora.

Procede de la región desértica peruana de Ica, a unos 160 kilómetros de la capital, Lima. La zona tiene un clima seco y templado, aunque «suave», que se cree que proporciona un entorno ideal para el cultivo de arbustos resistentes de jojoba. Como la piel de las nueces de jojoba se espesa a temperaturas en torno a los 40°C, el periodo de crecimiento de la jojoba se ve restringido en muchos países donde las temperaturas máximas son extremadamente altas. Los arbustos de jojoba también son sensibles al frío extremo, ya que las heladas matan las flores necesarias para producir las nueces. En esta región desértica, la temperatura nunca baja de 6°C.

Sostenible y ético

Esta región de Perú es el hogar de los cultivadores de jojoba que suministran el rico y dorado aceite de jojoba de Lush. Este productor ofrece a sus empleados beneficios adicionales, como la posibilidad de ganar el doble de los ingresos promedio del trabajo agrícola, transporte gratuito de ida y vuelta a las plantaciones y comidas gratuitas durante la jornada laboral.

Además de cuidar de sus empleados, los productores también invierten en la comunidad local y donan suministros a dos escuelas dos veces al año. Se comprometen a mantener las prácticas éticas en el centro de su trabajo.

Durante el crecimiento y la producción de las plantas de jojoba se mantienen prácticas sostenibles. Además de utilizar únicamente abonos orgánicos, no se necesitan ni se utilizan productos químicos como herbicidas, pesticidas y fungicidas debido al clima seco. Las plantas de jojoba se riegan por goteo, lo que reduce al mínimo el consumo de agua.

Los arbustos comienzan su vida en un vivero. Al cabo de unos meses, cuando las plantas están más fuertes, se trasladan a una zona menos protegida, y finalmente se plantan en el exterior cuando alcanzan alrededor de un año de edad. Al cabo de dos años, los arbustos empiezan a producir las nueces de jojoba. Éstas son producidas por las plantas femeninas y polinizadas por el viento, que transporta el polen del pequeño porcentaje (alrededor del 10%) de arbustos masculinos diseminados por las plantaciones.

Época de cosecha

Durante los meses de diciembre a mayo, la jojoba está lista para la cosecha. Se utiliza maquinaria diseñada y fabricada por la propia empresa para sacudir suavemente los arbustos. Es una forma rápida y eficaz de estimular la caída de las semillas sin dañar las plantas. A continuación, las nueces se recogen del suelo con rastrillos y se transportan al lugar de clasificación, situado en una de las plantaciones. Allí se separan las hojas y otros restos de las preciadas nueces doradas.

Una vez separadas de su dura cáscara exterior, las nueces de jojoba se envían a una nueva planta de producción en Panamá. Las cáscaras duras sobrantes son un tesoro y se recogen para convertirlas en abono. Por cada camión de ricas nueces de jojoba que reciben, los procesadores suelen obtener un 47% de rendimiento mediante prensado en frío.

El producto resultante es un aceite suave y agradable para la piel y el cabello, que aporta un toque de lujo a los cosméticos. Lo encontrarás entretejido en una gran selección de nuestros productos, como el lavado facial y para barba Kalamazoo, la loción corporal Sleepy e incluso el exfoliante labial Cherry.

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