Mantener el cabello puede parecer una tarea complicada, pero tener una melena de ensueño es mucho más fácil de lo que piensas, solo tienes que seguir unos sencillos pasos.

Tu pelo ha pasado por muchos momentos y no todos han sido necesariamente buenos. Desde la época en que tu madre decidía (con más o menos acierto) cómo peinarte, pasando por aquel día en que pensaste que cortarte la chasquilla en casa era una buena idea, hasta ese tinte que no salió del todo bien.

Ahora que tu pelo y tú se conocen mejor, cuidarlo se está convirtiendo, poco a poco y con algo de ayuda, en un ritual más sencillo. En ocasiones, lo complicado es decidir qué funciona mejor para cada cabello, teniendo en cuenta la cantidad de información que recibimos sobre productos para pelo largo, fino, con puntas secas o raíces grasas. Unos que te ayudan a esto y otros que evitan aquello. En definitiva, encontrar la rutina capilar adecuada es un duro camino y pasar de un producto a otro hasta encontrar el perfecto puede resultar bastante frustrante.

Recupera el control y toma las riendas de tu pelo

Si sabes qué producto usar y cómo hacerlo, ya tendrás media batalla ganada. “Si tomas un puñado de paltas y los pones en el pelo, el resultado no será el mejor. El secreto es elegir un menú que incluya aquellos ingredientes que trabajando juntos consigan el efecto perfecto”, explica Aleksandra Herbich, product trainer de Lush. En otras palabras: conocer bien tu pelo es sinónimo de poder escoger aquellos ingredientes que mejor le sientan.

Olvídate de escenarios, varitas y conejos que salen de sombreros, para conseguir un pelo  increíble no es necesaria la magia. Lo imprescindible es contestar a las preguntas adecuadas y escoger de forma sabia aquellos productos que funcionan. ¡Y a presumir de la melena!

Sin entrar en demasiados detalles, ¡tu pelo es increíble! No solo tu nuevo peinado, sino más bien su arquitectura. Cada pelo es distinto, como las huellas dactilares, lo que significa que no sirve de nada recomendar un producto solo en base al color de pelo. Piensa en tu cabello como si fuera una personalidad, dos amigos pueden coincidir en algunas cosas y eso no significa que tengan la misma personalidad. Lo mismo pasa con tu pelo: es único y complejo.

En resumen, la estructura del pelo está formada por raíz, cutícula, corteza, tallo y, en ocasiones, médula. Todo esto suena demasiado técnico así que vamos a explicarlo un poco mejor. La raíz es la parte que da crecimiento al pelo al concentrar células madre. El tallo es la parte visible, el pelo que está fuera del cuero cabelludo. Esta última parte está formada por tres capas:

  1. La cutícula: es la capa externa y está formada por escamas de queratina. Sus principales funciones son evitar que el cabello pierda agua y hacerlo más elástico y resistente.
  2. La corteza: es la capa intermedia, formada por fibras de queratina dispuestas de forma paralela una detrás de otra y es la encargada de dar fuerza al cabello.
  3. La médula: es el núcleo del pelo, compuesto por células que contienen queratina. En ocasiones, la médula no está presente en el cabello fino o no es continua a lo largo de toda la hebra.

La cutícula y la corteza determinan el tipo de cabello de cada persona. Por ejemplo, en uno liso las cutículas tienden a quedar planas, envolviendo firmemente a la corteza, lo que significa que retiene mejor la humedad y el pelo brilla con más fuerza porque refleja mejor la luz. Y en el cabello rizado ocurre lo contrario: las cutículas están levantadas y eso hace que parezca menos luminoso, además de que se enreda con más facilidad.

La corteza también influye en el color, el grosor y la textura del cabello. La cutícula se alisa y aplana atendiendo a diversos factores, como el uso de agua fría o caliente, los procesos químicos o el calor de los secadores y planchas. Esa es la principal razón por la que es recomendable enjuagarse el pelo con agua fría, ya que ayuda a sellar las cutículas y retener la hidratación que aportan shampoos y acondicionadores.

Quizás es demasiada información y sin un microscopio a mano es difícil procesar tanta historia. Sin embargo, hay formas más sencillas de conocer cuáles son las necesidades de nuestro pelo. Sigue estos pasos y la tarea será mucho más sencilla:

¿Qué necesitas para este ejercicio?

10 minutos

Un espejo

Papel y lápiz

No te preocupes, no vamos a pedirte que te vistas de artista y te conviertas en el próximo Vincent Van Gogh. (Puedes hacerlo solo o acompañado. Si decides hacerlo con alguien, pónganse uno enfrente del otro y sigue los mismos pasos, formulando preguntas y haciendo observaciones sobre el pelo de cada uno.)

Acércate al espejo y observa tu pelo como si fuera la primera vez, sin prejuicios. ¿Qué ves? Piensa en su color natural, su forma, en qué estado se encuentra, en los procesos químicos por los que ha pasado y en su grosor.

Una vez que hayas valorado esas cuestiones, pregúntate lo siguiente (y contesta con sinceridad). ¿Qué es lo que más te gusta de tu pelo? ¿Qué te gustaría conseguir con tus cuidados capilares? Escribe las respuestas o, simplemente, retenlas en tu mente. Imagina tu melena ideal: ¿Es un pelo glamouroso, como el de un actor de cine? ¿Quieres un liso tabla? ¿Unas ondas playeras quizás? ¿Definir tus rizos?

Los cuidados capilares se basan en experimentar y los productos que escogemos y cómo los usamos influyen en gran medida en el acabado final. También son determinantes otros factores como la frecuencia con la que se lava el cabello y el estado del cuero cabelludo.

El siguiente paso es tomar el lápiz y escribir cómo es un día perfecto para tu melena y qué convierte tu pelo en un pelo increíble.

Nuestros peinados favoritos cambian con el paso del tiempo, sin embargo este ejercicio te ayudará a poner paz en tu pelo de momento. Con lo que sabes ahora mismo puedes empezar a idear el menú perfecto.

No olvides que un producto puede anular el efecto de otro, así que intenta escoger aquellos que se complementen. Por ejemplo, si utilizas un shampoo para dar volumen, luego no uses un acondicionador que aporte peso y anule el efecto. Igual de importante es ir escuchando a tu cabello y cambiar de rutina capilar de acuerdo a lo que necesita: ¡el pelo no siempre necesita los mismos cuidados! Un último consejo: no tengas miedo a usar nuevos productos, mezclarlos y experimentar.

Ahora que ya sabes qué quieres conseguir prepara el menú perfecto para tu pelo. Echa un vistazo a los tratamientos, shampoos (o shampoo sólido si lo prefieres), acondicionadores y productos de peinado, es el último paso para hacer feliz a tu pelo.

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Cómo tener un pelo perfecto

Tu pelo ha pasado por muchos momentos y no todos han sido necesariamente buenos. Desde la época en que tu madre decidía (con más o menos acierto) cómo peinarte, pasando por aquel día en que pensaste que cortarte la chasquilla en casa era una buena idea, hasta ese tinte que no salió del todo bien.

Ahora que tu pelo y tú se conocen mejor, cuidarlo se está convirtiendo, poco a poco y con algo de ayuda, en un ritual más sencillo. En ocasiones, lo complicado es decidir qué funciona mejor para cada cabello, teniendo en cuenta la cantidad de información que recibimos sobre productos para pelo largo, fino, con puntas secas o raíces grasas. Unos que te ayudan a esto y otros que evitan aquello. En definitiva, encontrar la rutina capilar adecuada es un duro camino y pasar de un producto a otro hasta encontrar el perfecto puede resultar bastante frustrante.

Recupera el control y toma las riendas de tu pelo

Si sabes qué producto usar y cómo hacerlo, ya tendrás media batalla ganada. “Si tomas un puñado de paltas y los pones en el pelo, el resultado no será el mejor. El secreto es elegir un menú que incluya aquellos ingredientes que trabajando juntos consigan el efecto perfecto”, explica Aleksandra Herbich, product trainer de Lush. En otras palabras: conocer bien tu pelo es sinónimo de poder escoger aquellos ingredientes que mejor le sientan.

Olvídate de escenarios, varitas y conejos que salen de sombreros, para conseguir un pelo  increíble no es necesaria la magia. Lo imprescindible es contestar a las preguntas adecuadas y escoger de forma sabia aquellos productos que funcionan. ¡Y a presumir de la melena!

Sin entrar en demasiados detalles, ¡tu pelo es increíble! No solo tu nuevo peinado, sino más bien su arquitectura. Cada pelo es distinto, como las huellas dactilares, lo que significa que no sirve de nada recomendar un producto solo en base al color de pelo. Piensa en tu cabello como si fuera una personalidad, dos amigos pueden coincidir en algunas cosas y eso no significa que tengan la misma personalidad. Lo mismo pasa con tu pelo: es único y complejo.

En resumen, la estructura del pelo está formada por raíz, cutícula, corteza, tallo y, en ocasiones, médula. Todo esto suena demasiado técnico así que vamos a explicarlo un poco mejor. La raíz es la parte que da crecimiento al pelo al concentrar células madre. El tallo es la parte visible, el pelo que está fuera del cuero cabelludo. Esta última parte está formada por tres capas:

  1. La cutícula: es la capa externa y está formada por escamas de queratina. Sus principales funciones son evitar que el cabello pierda agua y hacerlo más elástico y resistente.
  2. La corteza: es la capa intermedia, formada por fibras de queratina dispuestas de forma paralela una detrás de otra y es la encargada de dar fuerza al cabello.
  3. La médula: es el núcleo del pelo, compuesto por células que contienen queratina. En ocasiones, la médula no está presente en el cabello fino o no es continua a lo largo de toda la hebra.

La cutícula y la corteza determinan el tipo de cabello de cada persona. Por ejemplo, en uno liso las cutículas tienden a quedar planas, envolviendo firmemente a la corteza, lo que significa que retiene mejor la humedad y el pelo brilla con más fuerza porque refleja mejor la luz. Y en el cabello rizado ocurre lo contrario: las cutículas están levantadas y eso hace que parezca menos luminoso, además de que se enreda con más facilidad.

La corteza también influye en el color, el grosor y la textura del cabello. La cutícula se alisa y aplana atendiendo a diversos factores, como el uso de agua fría o caliente, los procesos químicos o el calor de los secadores y planchas. Esa es la principal razón por la que es recomendable enjuagarse el pelo con agua fría, ya que ayuda a sellar las cutículas y retener la hidratación que aportan shampoos y acondicionadores.

Quizás es demasiada información y sin un microscopio a mano es difícil procesar tanta historia. Sin embargo, hay formas más sencillas de conocer cuáles son las necesidades de nuestro pelo. Sigue estos pasos y la tarea será mucho más sencilla:

¿Qué necesitas para este ejercicio?

10 minutos

Un espejo

Papel y lápiz

No te preocupes, no vamos a pedirte que te vistas de artista y te conviertas en el próximo Vincent Van Gogh. (Puedes hacerlo solo o acompañado. Si decides hacerlo con alguien, pónganse uno enfrente del otro y sigue los mismos pasos, formulando preguntas y haciendo observaciones sobre el pelo de cada uno.)

Acércate al espejo y observa tu pelo como si fuera la primera vez, sin prejuicios. ¿Qué ves? Piensa en su color natural, su forma, en qué estado se encuentra, en los procesos químicos por los que ha pasado y en su grosor.

Una vez que hayas valorado esas cuestiones, pregúntate lo siguiente (y contesta con sinceridad). ¿Qué es lo que más te gusta de tu pelo? ¿Qué te gustaría conseguir con tus cuidados capilares? Escribe las respuestas o, simplemente, retenlas en tu mente. Imagina tu melena ideal: ¿Es un pelo glamouroso, como el de un actor de cine? ¿Quieres un liso tabla? ¿Unas ondas playeras quizás? ¿Definir tus rizos?

Los cuidados capilares se basan en experimentar y los productos que escogemos y cómo los usamos influyen en gran medida en el acabado final. También son determinantes otros factores como la frecuencia con la que se lava el cabello y el estado del cuero cabelludo.

El siguiente paso es tomar el lápiz y escribir cómo es un día perfecto para tu melena y qué convierte tu pelo en un pelo increíble.

Nuestros peinados favoritos cambian con el paso del tiempo, sin embargo este ejercicio te ayudará a poner paz en tu pelo de momento. Con lo que sabes ahora mismo puedes empezar a idear el menú perfecto.

No olvides que un producto puede anular el efecto de otro, así que intenta escoger aquellos que se complementen. Por ejemplo, si utilizas un shampoo para dar volumen, luego no uses un acondicionador que aporte peso y anule el efecto. Igual de importante es ir escuchando a tu cabello y cambiar de rutina capilar de acuerdo a lo que necesita: ¡el pelo no siempre necesita los mismos cuidados! Un último consejo: no tengas miedo a usar nuevos productos, mezclarlos y experimentar.

Ahora que ya sabes qué quieres conseguir prepara el menú perfecto para tu pelo. Echa un vistazo a los tratamientos, shampoos (o shampoo sólido si lo prefieres), acondicionadores y productos de peinado, es el último paso para hacer feliz a tu pelo.

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