Toques de nostalgia y notas térreas: el distintivo olor del pachuli es muy popular en perfumería y aromaterapia y, por supuesto, forma parte de muchos favoritos de Lush.

Lush obtiene el pachuli de Indonesia (Sumatra, Java y Sulawesi), pero la zona del ecosistema de Leuser se encuentra gravemente amenazada. Esta área protegida de la selva de Sumatra es la única en el mundo donde conviven tigres, elefantes, rinocerontes y orangutanes, todas especies en peligro de extinción.

En Gayo Lues, un distrito dedicado al cultivo de aceites esenciales, crece nuestro aceite de pachuli de Sumatra. Hasta ahora los procesos agrícolas de la zona dañaban la biodiversidad y perjudicaban a la comunidad. Los agricultores talaban nuevas secciones de los parques naturales cada temporada, utilizando técnicas de tala y quema, que pueden extenderse a otros bosques protegidos, poniendo en peligro la vida salvaje. Esta pérdida de hábitat, a su vez, rompe la conexión entre los corredores ecológicos, lo que dificulta que los animales puedan desplazarse sin pasar por tierra de cultivo. También deja a las especies protegidas, como los elefantes y los orangutanes, más vulnerables y expuestos a la caza furtiva.

Para garantizar que nuestro aceite de pachuli de Sumatra se obtiene de la manera más responsable y regenerativa posible, el equipo de compras ha pasado la última década trabajando sobre el terreno, con la ayuda del centro de Información del Orangután (OIC), una ONG hermanada con Lush. Hace dos años se inauguró el Centro de Permacultura Gayo Lues (GPC), una iniciativa conjunta entre el OIC y Lush para medir el impacto de la permacultura en la regeneración de las tierras dañadas.

Situado entre las laderas del norte de Sumatra, el entorno escarpado y las laderas inclinadas no ayudan a la regeneración. Los deslizamientos de tierra son una amenaza constante y la capa más superficial del terreno, cargada de nutrientes, puede desaparecer en cualquier momento. Esto deja el suelo infértil y obliga a los agricultores a trasladarse en busca de tierra que se pueda cultivar, a menudo dentro de los límites de los bosques protegidos.

El GPC ha demostrado que la permacultura es capaz de mantener la fertilidad del suelo, tal y como explica Sabar, director del centro: “Los cultivos suelen plantarse de manera que puedan acumular agua en torno a las raíces de las plantas”. Este proceso ayuda a mantener la tierra nutrida y puede ser reutilizada una y otra vez. La introducción de viveros también está siendo de gran ayuda en las tierras escarpadas, permitiendo un entorno de cultivo más estable.

Sabar sabe bien lo que es la permacultura y es todo un maestro en el arte de la regeneración. Su historia comienza a los 12 años, cuando fue adoptado en un centro de permacultura en Bali, después de perder a su familia en un tsunami en Sumatra. Aquí encontró su pasión y a los veintipocos ya lideraba el centro como consultor, justo coincidiendo con este momento, el equipo de compras de Lush se puso en contacto con la organización para empezar a trabajar con las comunidades locales de Gayo Lues. Sabar decidió volver a su país de origen para empezar a enseñar prácticas de agricultura sostenible.

A medida que aumenta la demanda de aceites esenciales, crece también la superficie de tierra necesaria. Los cultivos de pachuli ocupan cada vez más terreno y su popularidad no para de crecer. Ahora el GPC enfrenta el reto de seguir produciendo pachuli de forma regenerativa, al tiempo que mantiene unos ingresos estables. El centro ayuda a formar a los agricultores, compartiendo prácticas regenerativas con las que producir aceites esenciales de mayor calidad. Cuando Lush compra aceite de pachuli al GPC, una parte de los ingresos se destina a la gestión y mantenimiento del centro, ayudando así a la formación y el desarrollo. El resto de los fondos va directamente a los agricultores.

Esto no solo aumenta los ingresos de los agricultores de Sumatra, sino que también ayuda a la sostenibilidad. Muchos de los productores de la zona utilizan ahora un destilador de aceites esenciales que funciona con energía sostenible, procedente de una pequeña presa hidroeléctrica situada en un río cercano. Esto significa que el proceso de destilación, que normalmente se lleva a cabo quemando madera en alambiques, se genera con energía alternativa.

Durante la última década, hemos conseguido fomentar junto al OIC el uso de prácticas regenerativas en Sumatra. Ahora adquirimos pachuli en seis ciudades diferentes y siempre de forma sostenible. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer para salvar la biodiversidad de esta isla, que sigue estando gravemente amenazada. Los esfuerzos del GPC pueden convertirse en una fuente de inspiración para las generaciones futuras de agricultores: si conseguimos que reconecten con la restauración, podremos conseguir también que entiendan la importancia de la tierra.

Escrito por Lauren Collins

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El aceite de pachuli que regenera Sumatra

Lush obtiene el pachuli de Indonesia (Sumatra, Java y Sulawesi), pero la zona del ecosistema de Leuser se encuentra gravemente amenazada. Esta área protegida de la selva de Sumatra es la única en el mundo donde conviven tigres, elefantes, rinocerontes y orangutanes, todas especies en peligro de extinción.

En Gayo Lues, un distrito dedicado al cultivo de aceites esenciales, crece nuestro aceite de pachuli de Sumatra. Hasta ahora los procesos agrícolas de la zona dañaban la biodiversidad y perjudicaban a la comunidad. Los agricultores talaban nuevas secciones de los parques naturales cada temporada, utilizando técnicas de tala y quema, que pueden extenderse a otros bosques protegidos, poniendo en peligro la vida salvaje. Esta pérdida de hábitat, a su vez, rompe la conexión entre los corredores ecológicos, lo que dificulta que los animales puedan desplazarse sin pasar por tierra de cultivo. También deja a las especies protegidas, como los elefantes y los orangutanes, más vulnerables y expuestos a la caza furtiva.

Para garantizar que nuestro aceite de pachuli de Sumatra se obtiene de la manera más responsable y regenerativa posible, el equipo de compras ha pasado la última década trabajando sobre el terreno, con la ayuda del centro de Información del Orangután (OIC), una ONG hermanada con Lush. Hace dos años se inauguró el Centro de Permacultura Gayo Lues (GPC), una iniciativa conjunta entre el OIC y Lush para medir el impacto de la permacultura en la regeneración de las tierras dañadas.

Situado entre las laderas del norte de Sumatra, el entorno escarpado y las laderas inclinadas no ayudan a la regeneración. Los deslizamientos de tierra son una amenaza constante y la capa más superficial del terreno, cargada de nutrientes, puede desaparecer en cualquier momento. Esto deja el suelo infértil y obliga a los agricultores a trasladarse en busca de tierra que se pueda cultivar, a menudo dentro de los límites de los bosques protegidos.

El GPC ha demostrado que la permacultura es capaz de mantener la fertilidad del suelo, tal y como explica Sabar, director del centro: “Los cultivos suelen plantarse de manera que puedan acumular agua en torno a las raíces de las plantas”. Este proceso ayuda a mantener la tierra nutrida y puede ser reutilizada una y otra vez. La introducción de viveros también está siendo de gran ayuda en las tierras escarpadas, permitiendo un entorno de cultivo más estable.

Sabar sabe bien lo que es la permacultura y es todo un maestro en el arte de la regeneración. Su historia comienza a los 12 años, cuando fue adoptado en un centro de permacultura en Bali, después de perder a su familia en un tsunami en Sumatra. Aquí encontró su pasión y a los veintipocos ya lideraba el centro como consultor, justo coincidiendo con este momento, el equipo de compras de Lush se puso en contacto con la organización para empezar a trabajar con las comunidades locales de Gayo Lues. Sabar decidió volver a su país de origen para empezar a enseñar prácticas de agricultura sostenible.

A medida que aumenta la demanda de aceites esenciales, crece también la superficie de tierra necesaria. Los cultivos de pachuli ocupan cada vez más terreno y su popularidad no para de crecer. Ahora el GPC enfrenta el reto de seguir produciendo pachuli de forma regenerativa, al tiempo que mantiene unos ingresos estables. El centro ayuda a formar a los agricultores, compartiendo prácticas regenerativas con las que producir aceites esenciales de mayor calidad. Cuando Lush compra aceite de pachuli al GPC, una parte de los ingresos se destina a la gestión y mantenimiento del centro, ayudando así a la formación y el desarrollo. El resto de los fondos va directamente a los agricultores.

Esto no solo aumenta los ingresos de los agricultores de Sumatra, sino que también ayuda a la sostenibilidad. Muchos de los productores de la zona utilizan ahora un destilador de aceites esenciales que funciona con energía sostenible, procedente de una pequeña presa hidroeléctrica situada en un río cercano. Esto significa que el proceso de destilación, que normalmente se lleva a cabo quemando madera en alambiques, se genera con energía alternativa.

Durante la última década, hemos conseguido fomentar junto al OIC el uso de prácticas regenerativas en Sumatra. Ahora adquirimos pachuli en seis ciudades diferentes y siempre de forma sostenible. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer para salvar la biodiversidad de esta isla, que sigue estando gravemente amenazada. Los esfuerzos del GPC pueden convertirse en una fuente de inspiración para las generaciones futuras de agricultores: si conseguimos que reconecten con la restauración, podremos conseguir también que entiendan la importancia de la tierra.

Escrito por Lauren Collins

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